e-ISSN: 2448-8062
ISSN: 0188-431X
CARTAS AL EDITOR
Correspondencia: Rosa María González-Ramírez
Correo electrónico: ludoteca.hospitalaria@gmail.com; rmcardio@yahoo.com.mx
Rosa María González-Ramírez1
1Ludotecaria jubilada del Instituto Mexicano del Seguro Social
En la parte 1 de esta carta1 comencé a narrar mi experiencia con niños con enfermedad cardiovascular internados en una unidad hospitalaria de reciente apertura y las primeras dinámicas que instauramos con apoyo del personal de enfermería: cuentos, teatro guiñol y un sociodrama. Al paso del tiempo y de la convivencia con los niños, se generó un ambiente favorable para que los niños expresaran sus dudas, tristezas y angustias durante las actividades lúdicas, además de su confianza en el personal y su adherencia a los procedimientos terapéuticos, lo cual fue un indicativo de que íbamos por buen camino. En ocasiones, tal era su confianza que me decían: “si me acompañas, me dejo que me saquen sangre”.
Lo que inició como la Sala de Juegos se convirtió en la primera ludoteca del Instituto Mexicano del Seguro Social. La propuesta se diseñó con base en la corriente europea de mejora de la calidad de atención a los pacientes pediátricos.2 Cabe señalar que dicha propuesta se llevó a cabo gracias al interés de la entonces presidenta honoraria de las promotoras sociales voluntarias. El propósito principal fue disminuir el impacto de la hospitalización en los niños y hacer más llevadera su estancia hospitalaria. Entre las estrategias se destacan el aula hospitalaria y el uso de la ludoterapia; ambas mejoran el estado emocional del niño y de la familia, contribuyen a disminuir su ansiedad y mejoran la adaptación del paciente pediátrico a la hospitalización.
La lectura de cuentos a los niños hospitalizados mejora las emociones hacia la hospitalización y hacia el personal de enfermería, además de que disminuye la ansiedad infantil. Con respecto a los juegos de mesa, cartas, rompecabezas y sudoku, exigen cambios rápidos en secuencias neuronales y sinapsis; también mejoran las habilidades mentales, lo cual disminuye la ansiedad y la depresión.
Por otra parte la música desarrolla habilidades motoras, mentales y rítmicas, lo cual permite el movimiento en desintegración de segmentos corporales; además, incrementa el vocabulario y el comportamiento social.3
La trascendencia de la ludoteca en el ambiente hospitalario debe concebirse como un espacio para el encuentro de niños, niñas, padres, madres, abuelos, profesionales de la salud y adultos significativos en la vida del niño; es un espacio donde se debe promover la imaginación, la fantasía y la creatividad del niño hospitalizado; asimismo, debe permitir la socialización, la comunicación y la convivencia.
Por lo tanto, el ludotecario o la ludotecaria saben que la actividad esencial de un niño o niña consiste en el juego, mediante el cual toma conciencia de lo real y elabora su propio razonamiento y juicio; es la forma primordial de conocer el mundo, su cultura, relacionarse con otros y otras iguales a él o ella. El juego es indispensable para el desarrollo intelectual, social y afectivo; por medio de él el niño expresa sus emociones, alegrías, tristezas, deseos, inconformidades, e igualmente aprende a compartir juguetes, a tomar decisiones, a participar, a acatar normas y reglas y a ser respetado.4